El diputado Carlos Candelaria López, coordinador de la bancada del Partido Encuentro Social en la Asamblea Legislativa, pidió a Amalia García, titular de la Secretaria del Trabajo en la Ciudad de México, velar por el bienestar de los periodistas.
«Me parece alarmante que ante la realidad que enfrentan los periodistas en materia de seguridad, no se presente registro alguno en su informe, sobre el apoyo del seguro de desempleo, asesoría y/o acompañamiento que se les ha brindado», dijo.
Agregó que desde el 25 de mayo que se incluyó en el Seguro de Desempleo a las personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en situación de desplazamiento interno por motivos de riesgo o que hayan perdido su empleo involuntariamente, no se tenga certeza, a la fecha, de la labor que la Secretaria del Trabajo efectuó en estos casos.
Se reporta que durante el periodo que comprende su informe, el Programa Seguro de Desempleo, (PSD), benefició a 30 mil 998 personas, de las cuales solo 5 mil 811 están ubicadas dentro de los grupos de población “en estado de vulnerabilidad o tradicionalmente excluidos”.
“Por qué en un escenario lleno de peligros y múltiples situaciones que deben enfrentar los periodistas para ejercer su profesión y que todos conocemos, no se les ha brindado el apoyo de este programa, si se tiene registro de 97 casos en el Mecanismo de Protección”, cuestionó el legislador.
Candelaria López afirmó que el Partido Encuentro Social impulsa que en esta ciudad, el derecho al trabajo no solo sea reconocido como eje rector del desarrollo de los ciudadanos, sino que su pleno ejercicio también va de la mano del Gobierno capitalino y de las acciones que sus instituciones implementen para ello.
De tal modo, que en el medio periodístico existe la problemática del desempleo, sobre todo para todos aquellos que son reporteros desempleados debido a su edad, que a través de toda su vida se dedicaron a informar a la sociedad, siendo lastimosamente desplazados por las nuevas generaciones, olvidados cayendo en situación de calle, y con enfermedades crónicas degenerativas.
Ahora que los tiempos han cambiado con la ilustre noticia sobre los subsidios para el desempleo, en el medio periodístico comenzó a escucharse la jocosa frase “¡chayo oficial para todos!”, que si bien pareciera ser una prebenda por parte de los gobiernos de izquierda y de repartirlo discrecionalmente –solo para quienes tienen el “privilegio” de pensar como izquierdistas-, muchos podrían quedar marginados debido al matiz de ser críticos.
El periodista mexicano desde que se tiene uso de razón, ha sido explotado por los magnates de los medios de comunicación, no obstante que ha cumplido históricamente con una faceta de propósitos para el desarrollo de la sociedad, solo que se enfrenta a una crítica realidad: forman parte de la complicidad de sus editores y dueños de los medios de comunicación, y cuando ya no son útiles por equis circunstancias, son despedidos de forma “justa”, “injusta” o censurados.
En México es de considerar que independientemente de valorar al periodismo como un oficio de alto impacto (hoy profesión gracias a que la Secretaría de Educación Pública la reconoce como una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación), no dejará de ser una actividad incómoda para todo género de gobierno en el poder.
¿Por qué? Por la simple y sencilla razón que entre el ser político rapaz y encarar a periodistas críticos que son hasta acusados por incurrir en el supuesto delito de “daño moral” (antes difamación), nunca ha sido una tarea fácil; es un duelo de titanes inteligentes donde el reportero -protegido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos-, su actividad fundamentada es la de alertar y velar por los intereses de la sociedad para que los agentes de poder no se corrompan, es decir, estar a la caza de corruptos.
El propósito de establecer un seguro del desempleo para periodistas por parte del gobierno de izquierda en la Ciudad de México, se antoja pensar que no será una obra fácil de construir, porque todo es negocio, la política es negocio, el periodismo es negocio; concatenándose, todos podrían ganar pero entorno de un círculo de perversidades y complicidades; inherentes, lucran sin saciedad.
En las Cámaras del Congreso de la Unión, así como en los corrillos de la Asamblea Legislativa ya se escucha, “ufff… muchos se formarán en la fila incómoda y/o de la ignominia; en México existen cientos de periodistas desempleados, desperdiciados, enfermos y en vías de extinción”.